MANUAL DE SUPERVIVENCIA EN CASO DE APOCALIPSIS ZOMBI (CONCLUSIÓN)

En la entrega anterior de este sencillo y práctico manual conocimos a Carlos, el buen ciudadano, preparado para sobrevivir el apocalipsis zombi, y a Mike, el mariguano patético que no puede planear nada en su vida porque fumar mota le provoca una imparable fascinación por la forma de sus propias manos y se queda viéndolas por horas. Veamos cómo les va a ambos y cómo podemos aprender de ellos lo que hay que hacer en caso de que el día Z llegue pronto.

• Educación zombi

Carlos decidió proteger a su familia desde muy joven. Por eso tiene un amplio conocimiento de anatomía, física general y ha leído manuales de supervivencia: sabe fabricar bombas caseras, se entrenó en primeros auxilios y conoce lo suficiente sobre medicina para poder deducir cómo se esparce la epidemia zombi.

Mike no terminó la prepa porque reprobaba sus exámenes por huevón o por mariguano. Aun cuando la escuela formal no es requisito para ser una persona educada, Mike decidió perder su tiempo con videojuegos, revistas sobre mariguana, teniendo conversaciones huecas con sus amigos (¡sobre mariguana! WTF!) así que su cabeza está llena de mitos. Muy probablemente tratará de matar a un zombi poniéndole un crucifijo enfrente, el muy cara de mierda.

• Físico

Al menos el idiota sabe improvisar cuando se le pierde su pipa.

Mike es mucho más fuerte que Carlos, pues este ocupó su tiempo en preparación espiritual e intelectual y no pudo ocuparse de su cuerpo. Sin embargo, Mike tiene una barriga de cervecero que no solo lo hace más atractivo a los zombis hambrientos de tripas grasosas, sino que también reduce su movilidad. Carlos reemplaza su falta de musculatura con una anatomía libre de grasa.

Un zombi no es un animal muy rápido, pues no hay el suficiente oxígeno para que sus músculos funcionen apropiadamente, así que la fuerza bruta y la proficiencia en artes marciales de contacto no cuentan mucho. Niños, ancianos y personas con un físico magro pueden hacer milagros con un buen machete.

• Previsión

Carlos tiene consigo una lista de la ubicación de todas las bases militares cercanas a él. Mike tiene una lista de compras en su pantalón; esta lista lee:

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—Leche.
—Huevos.
—3 botellas de licor de malta.
—Un six pack de cerveza barata.
—Unos Marlboros mentolados.
—Llamar a Doggie (su dealer).
—Sabritones grandes.
—Condones chicos.
—520 2357422 (teléfono de alguna chica adicta al meth que pretende ser su amiga para fumar mota gratis).

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• Stayin' Alive

Carlos y Mike deberán salir alguna vez, ya sea porque el refugio ha sido infiltrado o porque se acabaron las provisiones. Después de varios días de crisis y paranoia es importante mantener una relativa calma. Carlos escucha en su cabeza su música favorita.

El increíblemente denso Mike trae unos audífonos puestos con "Let the bodies hit the floor, let the bodies hit the... FLOOOOOOOR!!!!" sonando a todo volumen.

Resultado: Carlos se enfrenta a hordas voraces de zombis con alegría y entusiasmo, pues en su cabeza suena una rola chingona como Invocation, de Killing Joke, y Mike es devorado porque el megamenso no escuchó a los monstruos acercarse a él. Eres un inepto de mierda, Mike.

• Reconstrucción de la civilización

Carlos, en caso de sobrevivir, será un líder comunitario ideal: su educación en sociedad, cultura, historia, ley y arte le harán saber qué pasos tomar para lentamente reconstruir las sociedades humanas.

Si Mike, como resultado del buen humor de Dios, sobrevive, probablemente será un despótico tirano movido por sus instintos y su hedonismo. Querrá que se haga su voluntad porque en su cerebro lleno de huecos hechos por las drogas y la falta de uso, los líderes sociales son reyes omnipotentes, no organizadores ni servidores del bien comunitario. Aparte de pendejo, eres un hijoputa, Mike.

A veces el buen guerrero en los menesteres zombis debe saber cuándo es más peligroso un Mike que un zombi forrado de saliva venenosa. A veces, en un mundo sin ley, un Mike menos hará más fácil la tarea de eliminar la escoria zombi de la faz de la tierra.

• Consejos finales

Si los muerde un zombi, en vez de lamentarse y llorar, aprovechen el hecho de que ya no hay nada que perder y dedíquense a matar cuantos zombis sea posible. Los que sobrevivan lo agradecerán.

Lean filósofos clásicos, coman bien, hagan listas, platiquen con sus seres queridos sobre escenarios zombis, escuchen mucho Johnny Cash y dejen la mariguana.

Sean un Carlos, no un Mike masticado en la banqueta con el hígado por fuera y un hoyo en la garganta. Y digan no a las drogas. Excepto el tabaco. El tabaco es genial.

FIN