Pira Pagana - Apuntes para una filosofía de Santa Claus

Santa Claus, de Gonzalo Ordóñez Arias
Le falta aún al archivo intelectual de la humanidad un filósofo de Santa Claus. Hay historiadores que exploran la figura histórica detrás del constructo mítico. Hay folcloristas que estudian su evolución desde un gnomo nórdico que robaba regalos hasta el simpático gordo que diseñó la Coca-Cola hace ya un siglo. Pero nadie se acerca con seriedad a la verdadera importancia de Santa Claus hoy en día.

Hay que mencionar primero que vivimos hoy en día una crisis de identidad colectiva pues poco a poco, como si la Edad Media hubiese vuelto rediviva de entre los calendarios muertos, hemos vuelto a olvidar los límites entre la realidad y la ficción.

En la Edad Media, cuando Alfonso X el Sabio leyó La Ilíada pensó que todo lo que estaba escrito allí era verdad, así que en su Historia General del mundo considera que Zeus, las sirenas y las parcas realmente existieron, algo así como los dinosaurios.

Cuando el año pasado la gente comenzó a releer masivamente El Código Da Vinci la gente pensaba que lo que leía era un documental o un ensayo crítico duro y macizo, no una novela. Se nos había olvidado que lo que pasa en las novelas no es, necesariamente la realidad real.

Así que cuando pensamos en Santa Claus, comenzamos a decir que no existe, que es fruto de la ilusión infantil y toleramos que los niños crean en él para no romper con la burbuja de fantasía de la infancia.

Nada más necio que eso. Santa Claus es tan real como el electromagnetismo y tan real como la silla en la que está usted sentado en este momento. ¿Las tradiciones son reales? Sí. ¿Las podemos ver? No. No es cuestión de fe. ¿Tenemos fe en la gravedad? No. ¿Se ha medido o comprobado la gravedad? En verdad no, pero ahí está.

Tampoco es cuestión de decir “Santa vive en mi corazón”. Falso, santa es real y entrega juguetes de casa en casa por todo el mundo en una noche. Tan real es esto como que una partícula que no tiene cerebro decide moverse de una u otra manera debido a una voluntad real.

No deberíamos ponerle barreras a lo posible porque la historia no se ha terminado, y cosas que parecían absurdas hace treinta o sesenta años son hoy lo más normal del mundo. ¿Es absurda la idea de un gordo vestido de rojo que nos trae regalos a todos en una noche?

Jesús de Nazareth caminó sobre el agua, resucitó a un sujeto, convirtió a una gallina en roca, secó una higuera con su voz, transformó el agua en vino y, lo más impresionante: se murió, visitó el Infierno, liberó las almas que estaban presas allí desde la prehistoria y luego volvió a la vida para después irse con todo y cuerpo a vivir en el Empíreo.

¿Suena tan absurdo ahora creer en Santa Claus? Oscar Wilde dijo: “El ser humano puede creer en lo imposible, pero no creerá nunca en lo improbable”. Ahora nuestra tarea deberá ser, querida lectora, creer en ambas cosas.

Comentarios

  1. Creo que también hay una leyenda de un viejo obispo polaco que regala juguetes a niños de zonas rurales.

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  2. "¿Se ha medido o comprobado la gravedad? En verdad no, pero ahí está." ¡¿Tu has estuddiado física y química?! porque me parece que no... ¬.¬"

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    1. Tranquilo, es una broma todo este texto, mi compa, así es mi estilo.

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