PIRA PAGANA - HAPPENINGS


Publicado originalmente en El Imparcial el 30 de mayo de 2004.

A Pablo Ayala

Posiblemente todo lo que ocurre a nuestro alrededor se debe a nuestra voluntad tratando de ordenar el caos. Lo opuesto a lo natural es la sofisticación: Sucede cuando nuestra inteligencia se cree Dios y pretende darle forma al mundo atemorizante que nos rodea.

Nuestra historia de histeria, violencia y guerra es una prueba de que existe una fuerza en desorden que no hemos podido ni vamos a poder dominar. Todo esto es producto de una racionalidad exaltada que no logra comprender los designios esenciales de la naturaleza humana. Somos malos.


Nuestro destino físico es la desaparición y nuestro destino moral es la degradación. Pero esto no es necesariamente terrible: Nuestra dignidad y humanidad residen en luchar contra la maldad que nos subyuga.

Pero al parecer quisiéramos aplicar ese código de salvación a todas nuestras actividades. En el arte, las anomalías han sido siempre catalogadas como desagradables (la versión estética de la maldad).

Después de la Primera Guerra Mundial los artistas del mundo perdieron el último tornillo que los unía a la maquinaria clasicista. Un mundo de racionalidad se despedazaba en una barbarie patrocinada por el progreso y el artista, lo quiera o no, más que un miembro de la sociedad, es un síntoma.

El happening (suceso, en español) es una forma de arte que apareció a mediados del siglo XX como un ataque a la esencia de la apreciación artística. Un happening consistía en un acto arbitrario con intenciones estéticas que involucraba a espectadores involuntarios: era arte en exposición efímera fuera de las galerías de arte. He aquí un ejemplo:

Hace más de treinta años, un camión se estacionó en una acera de pleno Madison Square Garden en Nueva York. De él salieron dos mujeres desnudas y un artista. Éste desenrolló sobre el pavimento una pieza gigantesca de papel y se sentó frente al piano de juguete que traía para la ocasión.

Las mujeres se embadurnaron de pies a cabeza con pintura azul y, al ritmo de una sola tecla del pianito comenzaron a girar sobre el papel, en el suelo. Terminada la música, después de haber sido vistos con asombro por cientos de personas, tomaron los materiales y se fueron por donde llegaron tranquilamente, sin decir una palabra.

La clave de estos actos extraños se encuentra en un deseo de derrumbar las nociones de realidad, ficción, propiedad, tiempo, espacio, todo. Lo que un artista pretende con un happening es, en verdad, destruir el mundo, reducirlo a escombros. Son adoradores del caos, del desorden, de lo adverso. El happening es un crimen hermoso e invisible.

En términos académicos, ergo, aburridos, el happening es expresión del movimiento de vanguardias artísticas, que lleva varios años muerto y enterrado. Pero el happening no se ha ido, como sí se ha ido, por ejemplo, el cubismo y el horrible impresionismo abstracto.

Hace pocos años un artista norteamericano búlgaro colocó miles de paraguas amarillos a lo largo de una carretera internacional. Otro colocó sus versos en las luces descomunales de Las Vegas. Los happenings modernos se aprovechan de la credulidad de los medios de información y de la publicidad comercial. Nuestros tiempos enloquecidos le dan cabida a todo.

El artista, hoy día, no debería soportar la idea de que el mundo real y el mundo del arte son distintos. Uno no abandona el planeta al entrar a una galería de arte. Pero muchos siguen pensando que el arte es una aureola angélica que nos santifica. Mientras el arte sea una actividad humana, puede ser tan noble como la carpintería o tan reprobable como el asesinato.

Los happenings son impactos rudos, puñetazos en los dientes de la razón. Son un aviso de que las barreras entre el arte y el mundo no existen. El arte no es la gran cosa. El mundo tampoco.

Manifestación contra la muerte de Ronald Reagan,
happening del Club Chufa.

Comentarios

  1. Había olvidado publicar en este blog este texto, una de las Piras más viejas que escribí. Definitivamente ahora estoy un poco más enterado que entonces, pero me da nostalgia y ternura leerme a los 23 años.

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  2. ¿Si me peleo en la calle "artisticamente" pudiera alegar que estoy haciendo un performance de la corriente del "happening"?

    Es en serio.

    Saludos,

    Mr.KARATE
    --Black Belt

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  3. Si buscas "image stash" en google, Lyon Lamb's Image Stash es el segundo enlace.

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  4. Favio, gracias por hacérmelo notar, es muy buena noticia para mí.

    ¿Cómo lo averiguaste?

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  5. Oh si claro, recuerdo ese performance de las mujeres banyadas en pintura azul como pitufinas y los m[usicos con cara de hambre viendolas, creo que salen en una pelicula italiana llamada "perro mundo" o algo asi.

    Me desperto una ereccion pueril: recargaban sus senos, muslos y vientres en un lienzo vertical con una luz que proyectaba sus siluetas cachondisimas a los boquiabiertos musicos...

    Todo iba muy mistico y erotico hasta que pap[a undead dijo: "Mira, hasta traen la brochita integrada"

    Interesante como siempre Carlos, feliz anyo.

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  6. que ondad carlos sebes algo nuevo del pregunton dejame saber la musica de fondo para ser espesifico

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  7. Mr.KARATE:

    Definitivamente sí. Lo único necesario para que algo sea arte es la intención de que sea arte. El resultado ya se podrá calificar como arte bueno o arte malo, sublime o asqueroso.

    Undead Pornstar:

    Hoy en día sé mucho más sobre estos happenings con mujeres con pintura: eran del francés Yves Klein, lo repitió varias veces y está bien documentado; hizo otros happenings muy interesantes y, definitivamente, me habrían ayudado mucho el contenido y las herramientas de la Internet de 2010 para este ensayo.

    Eduardo: No he sabido nada del Preguntón, lo siento. El fondo musical es un misterio también, a ver si alguien que sepa nos contacta.

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