PIRA PAGANA - COSAS QUE NO SE ESCRIBEN

Muchas veces como portador del arma de fuego que se llama palabra recuerdo la inmortal lección del hombre araña sobre la responsabilidad que implica tener un gran poder. Como colaborador de Perfiles por 10 años he tenido que escoger, muchas veces, cómo dirigirme a ustedes, queridas lectoras, sin lastimar sensibilidades delicadas.

Pero me estoy cansando. Claro, el vehículo que me ha acogido es un suplemento dominical sobre cultura, artes y esas cosas bonitas que nos hacen olvidar que el mundo es un vampiro lleno de cosas que nos pueden matar a izquierda y derecha.

Iba a escribir sobre las Fiestas del Pitic, pero sobre eso uno no escribe.

Hace algunos años, cuando las Fiestas comenzaron, fui a cubrir de manera periodística los eventos de mayor repercusión: la vacunación forzada de los asistentes, los tatuajes seris con mensajes subliminales en la obscura lengua Comcáac, los policías a caballo que eran en verdad actores contratados (uno de ellos mi tío Carlos Vicario Pacheco) y la obra de teatro sin actores que sólo yo vi. Haga click aquí para leer dichas entradas.
Pero ese era un yo deslumbrado porque por fin traían a Hermosillo un festival para la gente que no era sobre testículos de toro y cerveza. Tristemente descubrí desde los primeros años que era un festival sobre el jazz más insípido, las celebridades más apagadas y los artistas más inconsecuentes, aquellos que tal vez no sospechaban que los iban a meter a las entrañas del más cruel desierto en el cénit del verano.

Pero vaya, de esas cosas no se escribe. Imaginen que nos quitaran las Fiestas del Pitic. Nos quedaría la Feria del Libro, una ocasión en la que los vampiros de las editoriales quieren vendernos Harry Potter en 500 pesos; nos quedaría el ouroboros aburrido de las Horas de Junio y el salvaje matadero de la ExpoGan, que es, simplemente, inenarrable.

Así que no escribiré nada de lo que me pueda arrepentir. Sería como si algún día escribiera que para hacer metamfetaminas (crystal meth) sólo hay que seguir unos cuántos pasos fáciles, y despues describirlos.

Sería muy imbécil si les dijera que se puede fabricar un adictivo metilpropano-etol 27 poniendo en una botella de plástico de dos litros 25 gotas de yodo y un litro de agua oxigenada con un tubo transparente sellado con cinta en la boca de la botella.

Pecaría de necio si dijera que después se pone el contenido de dos bolsitas de silicón (de esas que traen las cajas de zapatos nuevos) en el tubo (sin que caigan en el líquido todavía) y se tapa la punta libre del tubo con un globo inflable. Para nada diría que dejar que las esferas de silicón caigan en el líquido soltará un gas que se queda atrapado en el globo.

No sería para nada prudente describir con detalle el paso dos, que consistiría, si mi loca desfachatez me permitiera escribirlo, en llenar un tazón grande con agua destilada (que se vende como líquido para planchas) y agregar 3 tazas de bicarbonato de sodio. Se agrega a la mezcla una bandejita de hielos. Hay que añadir el gas atrapado en el globo.

La mezcla gasificada se vierte en una cafetera con filtro; hay que dejar que se seque y listo: metilpropano-etol 27 listo para consumirse o venderlo a jovencitos inocentes. Uno no puede ser así de imprudente. Uno no puede confiar en que los lectores son inteligentes y que pueden tomar sus propias decisiones, que pueden discernir entre lo bueno y lo malo.

Uno tiene que tener cuidado de lo que escribe y saber, ante todo, que el lector es poco confiable, frágil e influenciable. Así que las Fiestas del Pitic estuvieron divertidas, amenas y permitieron al pueblo hermosillense divertirse de manera sana y cosmopolita.

(Visiten Expo Oaxaca en el Parque Madero. No hay anuncios de cerveza ni Rebeca Jones, pero tampoco hay power points aburridos ni discursos del alcalde. Además hay una nieve de rosas como para chuparle los dedos a Satanás).

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