PIRA PAGANA - UN PERIODISTA NUEVO

Siempre me ha desconcertado mucho que cuando el editor de esta sección dominical nos pide a los colaboradores un texto concerniente a una celebración o un tema específico, siempre se levantan las piedras metafóricas de la imaginación y salen de debajo de ellas innumerables arañas de clichés en desbandada.

Por eso, a propósito, y muchas veces de manera muy forzada, intento escribir sobre lo que nadie quiere leer o sobre lo que nadie necesita saber. Además, ¿qué interés pueden despertar mis propósitos personales para el año 2008? ¿Por qué voy a escribir que quiero ser una mejor persona y visitar a mi familia y amigos o dejar de fumar cuando en verdad quiero otras cosas?

Como pronto será año nuevo y estamos en fechas que me ponen sentimental voy a compartirles algo de mí: hay quienes dicen que no soy periodista, y eso me duele como si le dieran un rodillazo a los wewitos de mi corazón.

Mis ingratos colegas de este y otros periódicos dicen que el periodismo es cosa seria, de investigación y oficio, un trabajo metódico que sigue las fórmulas más estrictas de la objetividad y el compromiso con la sociedad. Que yo escribo literatura, que soy un imbécil, como todos los literatos que son, de paso, todos mariguanos.

Y sí es cierto, todos los literatos de Sonora son mariguanos, excepto los integrantes del famoso y monacal Club Chufa (me incluyo). Pero eso no quiere decir que escribo en mis Piras Paganas los frutos floripondios de mi traviesa inspiración literaria, no. Yo investigo, experimento, me pongo en camino el peligro y de la perdición sólo para darle a mi puñado de pingües y adineradas lectoras unos minutos de placer intelectual de vez en cuando.

Pero que se vayan al diablo los periodistas que no toman en cuenta que tuve una entrevista de una sola pregunta con el Dalai Lama en Tucson y un reportaje en L.A. sobre apuestas ilegales en los premios “Óscar”, que hice una Pira bien documentada sobre soldados satánicos y ateos en Sonora, que me fui a París a estudiar cocina francesa sólo para poder darles recetas a mis seguidoras. Si esa entrega no me hace periodista, espero sugerencias, insaciables y crueles críticos míos.

Por eso mis propósitos como periodista de a de veras para el año 2008 los dejo en breve y así: Haré un reportaje irritantemente racionalista sobre el diablo de la Country Club y otro sobre los horrendos y pútridos bares que los artistas de nuestra localidad consideran bohemios y cool pero que yo desdeño con tesón.

Buscaré una historia de la merma en Hermosillo. Haré una crónica de la búsqueda de la hermana perdida de mi madre. Voy a entrevistar al obispo sobre el tema de la excomunión en tiempos modernos y le avisaré a mis lectoras qué les puede excomulgar (soy bien útil).

Voy a incluir recetas rápidas y deliciosas en mis piras del futuro. Y así, en general, seguiré con mi malvado plan de convertirme en la mejor columna de toda esta sección. Tal vez el año 2008 sea muy pronto, pero tal vez el 2010 o en una fecha cercana a ésta la sección pueda mudar su nombre a Pira Pagana, con el engordecido cheque quincenal que tal evento supone.

Espero, lectora, que sus sueños se realicen y florezcan como un loto fantástico en una cama de fresco y hediondo estiércol. Pero a decir la verdad más limpia, espero que mis sueños se realicen a plenitud y ad infinitum. Que tenga un buen año nuevo y no olvide apagar su chimenea. La gente se muere sin saber por el monóxido de carbono atrapado en las casas. Chau.




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