PIRA PAGANA - EL PADRE FUETE

Es bueno estar de vuelta, lectoras. Después de mi larga ausencia estoy de nuevo en los Estados Unidos, en casa, con ropa limpia, Internet y las otras comodidades burguesas que son como combustible para los airados devaneos que tanto gustan a todas ustedes.

Mis meses en París fueron un eslabón tras otro de eventos bizarros y curiosos, desde mi entrenamiento como chef hasta el tórrido romance parisino con mi hermosa asistente. He vuelto a ustedes convertido en un hombre nuevo, y en un periodista más demencial.

Regresé de Francia para encontrar a los estadounidenses completamente ocupados con las preparaciones navideñas. Miré cada rincón de mi patria postiza invadido de las hiedras parasíticas de las luces de colores, los ubicuos verdes y rojos, y no hallé cosa en qué poner los ojos que no fuese recuerdo de las fiestas navideñas.
Y como se ha dicho hasta la náusea que la navidad es un pretexto de los comerciantes que aprovechan esa compulsión de regalar para vendernos su basura, no lo repetiré. Además, estoy seguro que mis poco imaginativos colegas en esta edición dominical lo mencionarán. Lo que no mencionarán ni por error es al “Padre Fuete”, uno de los fenómenos culturales navideños más fascinantes que encontré en mi viaje por la ciudad luz.

Sucede que, como si se tratara del róster de selección de un videojuego de peleas, los franceses le conceden un alter ego al buen Santa Claus (un santo de Turquía, como yo, aunque yo no soy santo, pero sí turco). Papá Noel no va solito en su travesía supersónica por todas las casas, bungaloes, apartamentos y chozas de todo el mundo: lleva a su compadre, “Papá Fuete” consigo.

Papá Fuete (Père Fouettard en francés) es un sujeto muy parecido a Santa, pero más cool, porque su barba y sus vestidos son negros, además, para ser más heavy metal, lleva cadenas como cinturón. Es como si Santa Claus se hubiese unido a los X-Men.

Cuando les pregunté a mis colegas de la escuela de cocina cómo ayudaba Père Fouettard a Santa Claus. Me dijeron que aquél se encargaba de darles su merecido a los niños malos, normalmente dejándoles un mojón de carbón mineral como regalo, en lugar de los coloridos y jocosos juguetes que recibirían si se hubieran portado bien durante el año.

Recordé que Santa Claus hace lo mismo en Estados Unidos: juguete para los niños buenos, una muestra geológica para los malos. Tal vez si los niños malos tuvieran una supermáquina de compresión hidráulica podrían sacar un diamante de ese cruel trozo de mineral, pero no creo que sea el punto.

Otro día, mi asistente me llevó a ver un show de robots navideños en un centro comercial parisino, donde arañas navideñas y piernas sin torso caminaban en círculo alrededor de una sala llena de regalos y luces de colores. Ahí, la única neurona de mi cabeza que sabe algo de francés me obligó a preguntar: “Espera… fouettard significa látigo, ¿no es cierto?”

Mi hermosa asistente respondió que sí tranquilamente. Yo insistí en deshebrar los hilos de mi impertinente non sequitur. “Entonces ¿porqué llaman Père Fouettard al compañero de Santa Claus?” Con la paciencia de un clon hecho con partes del Job bíblico y la Madre Teresa de Calcuta, ella replicó: “Porque trae un látigo con el cual les propina azotes salvajes a los niños que se portan mal”.


Con el obsceno sonido de los robots moviendo sus goznes a un ritmo monótono idéntico al del corazón de quien los programó yo me quedé con la boca abierta. Me llevan los mil demonios: El Padre Fuete es un sujeto que entra a los cuartos de los niños dormidos la madrugada del 25 de diciembre, se acerca a la cama cautelosamente, con cuidado quita las cobijas, saca su látigo ¡Y les propina a los pobres niños malos la golpiza de sus malditas vidas!

Tardé un tiempo en acostumbrarme a la idea del Padre Fuete. Su conducta perversa no deja de parecerme enfermiza, pero hay algo en lo que nadie piensa. Si Santa Claus es tan bueno y tan santo patrono de los mocositos, ¿por qué no hace nada cuando oye los gritos de los niños? ¿Por qué demonios lleva todos los años a las casas francesas un psicópata que golpea niños? Santa Claus, si estás leyendo esto, te lo advierto. Voy a cavar hondo en este montón de dudas hasta llegar a la verdad. Te estoy vigilando.


Comentarios

  1. Pienso yo que como santa claus es tan bueno, debe haber siempre un balance. Ahí es donde entra el compa este.

    ResponderBorrar
  2. No sé, me sigue pareciend raro que consienta un golpeador de menores, qué gacho es.

    ResponderBorrar
  3. Mal,

    Me encantó tu columna y no me chinguen con balances ni mamadas de esas. Al chamaco que se porte mal le va a amanecer un viaje de grava !!! Uta !!! Cuantos pinches chamacos malcriados se enderezarian nomas de escuchar eso.

    Es mas, solicito que se instaure el dia del padre fuete y de otros antipersonajes. Asi tendriamos el dia de la madrastra, el dia del tio gruñon, el dia del vecino mala copa, etc.

    Atte:
    Alex de la Frontera

    ResponderBorrar
  4. es que hay una de personajes pocamadre en el santoral católico, me acordé de una santa portuguesa princesa-de-cuento que creció barba para mantenerse vírgen. ah de ser prima del buen padre fuete.

    ResponderBorrar
  5. Qué onda Carlos...? sigue deleitandonos con tus entradas tan finas... o qué?... te volviste a ir a Francia?

    ResponderBorrar
  6. Debería de existir el "padre garrote con un clavo en la punta". Malditos niños malcriados, a ver si así se comportan y se dejan de comer mi cereal Boo Berry...

    ResponderBorrar
  7. jajajaja el padre garrote y la madre chancla y la madre cable de plancha ya existen we

    ResponderBorrar
  8. se me olvidaba santa "come a chigadazos" . Felices fiestas :D.

    ResponderBorrar
  9. Carlos, buenas vibras y estrés manejable en el 2008 son mis modestos deseos. Buen trago y estar con los que te hacen la vida ligera cuando llegue el año nuevo... salú.
    nacho mondaca

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Todo mensaje anónimo será borrado. Que tengas un día excelente ;)

Entradas populares