PIRA PAGANA - EL CAZADOR DE COCODRILOS

Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro de un pollo. Sí, de un pollo. Los habitantes de Highgate, un pueblo al norte de Londres, aseguran que son acosados por el fantasma de un pollo desplumado y sin cabeza. Es el pollo que el científico inglés Francis Bacon enterró en su patio nevado para estudiar la preservación de la carne. Bacon murió de neumonía poco después.

Murió haciendo lo que le gustaba, en un incidente con un animal, y estos detalles de inmediato me vinieron a la cabeza cuando supe la muerte del héroe ambientalista australiano Steve Irwin, mejor conocido como “el cazador de cocodrilos enormes con muchos dientes”.

Steve apareció en más de 200 episodios de varias series televisivas del Discovery Channel y protagonizó una película que sólo nos gustó a mí y a mi primo Jeff Pacheco. Era conocido por su inagotable energía, su sentido del humor y su remarcado acento australiano, que lo hacía sonar como si se hubiera tragado un montón de canicas.

Steve era mi héroe, junto a mi padre y el músico (¡también australiano!) Nick Cave. El día de su muerte me encontraba de visita en México en casa de mis padres. Me gustaría decir que estaba soñando que Julieta, ante el cadáver fementido de Romeo, levantaba en sus manos una inquieta mantarraya viva y se la clavaba el corazón. Me gustaría decir que en el momento en que sus picas minúsculas desgarraban las arterias de Julieta yo desperté para oír la voz de mi madre.

Me levanté y mi madre, sentada frente al televisor me dijo llanamente “se murió Steve”. No necesitó decir su apellido: Cuando vino a México en 2003 fungí como traductor informal para Steve unos días, pues coincidimos en un hotel de La Paz, a donde había ido para participar en un torneo de esgrima (perdí). Su inglés era inaccesible a veces, pero su verba corporal compensaba su atropellado acento.
Poco después, cuando estaba de regreso en Tucson me enteré que mientras filmaba un documental sobre leones marinos Steve canceló la filmación para ayudar en el rescate de dos buzos perdidos, uno de los cuales pudo rescatar con vida.

Si esto no lo hacía ya bastante cool ante mis ojos, me enteré después que el muy taimado había descubierto una nueva especie de tortuga: la “Elseya irwini”. Eso, amigas lectoras, es muy, pero muy cool, si me lo preguntan.

Algo gracioso que notamos mi primo y yo es evidencia de su amor por los animales: En la televisión y en su película Steve llama a su esposa “amiga”, “socia” y “hey”; en cambio, a los cocodrilos hembras, a las arañas, a las serpientes y monstruos peludos y escamosos los llama “preciosa”, “mi amor”, “cariño”, “amor”, etcétera.

Admiro a Steve Irwin porque era una muestra de valor y entusiasmo en una época sin agallas, sin pasión: En enero de 2004 Steve apareció en las noticias sosteniendo a su hijo Bob, de pocos meses de edad, en un brazo mientras que con el otro alimentaba a un polifémico cocodrilo con la sanguaza babeante de un conejo muerto.

No se hicieron esperar las protestas fastidiosas del montón de progresistas y miedosos que somos todos los occidentales. ¡Uyuyuyuyuy! El bebé nunca estuvo en peligro porque, sencillamente, ¡estaba en brazos del maldito cazador de cocodrilos…! ¿Qué maldita parte, qué pútrida sílaba de la palabra “ca-za-dor” o de la palabra “co-co-dri-los” no les entra en sus obtusas cabezas ocupadas al cien por ciento por el melindre, el miedo y la pusilanimidad? Lo que puedo concluir de este montón de gente asustada, sin sentido del humor, sin amor por lo inusual es este sabio estamento: “no aguantan puta vara”.

Steve no era un robot: tenía miedo y sabía que podía morir, pero su amor por la educación y por los animales era más fuerte. Para la gente de hoy no hay nada que sea más fuerte del miedo. Por el miedo no amamos, no hablamos cosas importantes y no hacemos las cosas peculiares que necesitamos para que este mundo tome color, para que la rutina grisácea y empolvada se convierta en un prisma espinoso de violencia y euforia.

Steve era invencible. Lo vi dominar cocodrilos más grandes que un auto pequeño, sortear los culebreos de víboras más venenosas que la atmósfera de Júpiter y arañas más espeluznantes que la noticia médica de que tiene uno cáncer en la quijada.

Su muerte fue extraña. Una mantarraya de cola corta (no se engañen por el nombre, son las mantarrayas más grandes del mundo y el aguijón en su cola mide como 25 centímetros), alertada por la presencia de Steve ―que estaba sobre ella― y el camarógrafo, avivó su cola y lanzó su dura estructura venenosa hacia el pecho del australiano. Es como si su corazón hubiese sido sodomizado por la virilidad de Rocco Sifredi.

Steve: tu ejemplo no me dejará, porque como tú, soy educador. Hay que ser activo, extravagante y apasionado. Hay que tomar al cocodrilo por las quijadas y parecer un maniático que ha sorbido dos kilos de cocaína para llegar a la mente y los corazones de las multitudes aburridas y desinteresadas. Descansa en paz, y mucha suerte domando las cuatro bestias debajo del Trono del Juicio.


Align RightLeer PDF

Read in English


Comentarios

  1. no se porque al leer la historieta de la esgrima recorde a Borges, ¿sera por "ficciones"?

    ResponderBorrar
  2. Steve fue un gran conservacionista: con su muerte garantizó la conservación del miedo a las mantarrayas. Salud.

    ResponderBorrar
  3. Si se murió Steve Irwin de una picada de mantarraya, imaginate lo que me haría a mi una aguamala en kino. No, no, no! Mejor ya no voy :(

    ResponderBorrar
  4. De niño le tenia pavor a las mantarayas, despues de ver documentales donde buzos salen nadando con ellas y manoseandolas, pude ver que eran animales tranquilos e inofensivos, pero steve me dijo hace unos dias:
    estas pendejo amigo!

    gracias steve! ..
    (si es que tienes internet y entras a este blog.. donde quiera que estes)

    ResponderBorrar
  5. sshhh y ahora estan agandallando mantarrayas en la play donde murio el vato este, como venganza... que locos!

    ResponderBorrar
  6. Me pareció una Pira Pagana extraordinaria, llena de ganas, llena de emoción y euforia. Ese es el tipo de piras que ami me gusta leer. Creo que es un justo homenaje a Estiv Irgüin, y me parece mamona la gente que dice: ya supéralo.
    No se trata de superar o no superar, aquí se trata de rendirle honor a quien honor merece, y definitivamente este señor lo merecía.
    Gracias por la excelente pira Carlos.

    ResponderBorrar
  7. Wow, primer bright eyes y luego steve irwin.

    sweeet.

    ResponderBorrar
  8. Smooth te ha enviado un zumbido.

    POSTEA ALGO CABRÓN!!!

    Por cierto que en tu blog se abre publicidad porno, haz algo wey

    ResponderBorrar
  9. Ay, este Man on fire tan sentimental e impresionable.

    ResponderBorrar
  10. Como si ser sentimental fuera malo. Pinchi Lope insensible, bien macho, a la madre.

    ResponderBorrar
  11. No, no es malo, es sentimental. Qué farsante eres, Carlos. Acuérdate cuando despotricas contra los textos sensibleros. Y eso es tu texto.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Todo mensaje anónimo será borrado. Que tengas un día excelente ;)

Entradas populares