PIRA PAGANA - EL ERROR DEL DESIERTO

Adán y Eva son expulsados del jardín del Edén, del Gulistán del Secreto Obscuro en la Frente de Dios, del valle de rosas, del éxtasis primordial de la inocencia. Es obvio que el castigo debía ser un desierto muy seco y feo.

Espinas obscenamente grandes, piedras picudas comos las que Héctor le lanzaba a Áyax y Áyax a Néstor en la Ilíada, alacranes y serpientes con ponzoñas, días infernales y noches glaciales.

Parece que Dios se escarbó los bolsillos de la Creación para ver qué le había quedado en reserva y encontró un clip chueco, pelusas y envolturas de chicle. Y con eso creó el desierto, el ecosistema más feo de todos.

Todos los ecosistemas tienen una especie de “personalidad”: la selva espesa es una empeñada lucha por la luz solar y una pudrición fértil imparable; la sabana es lo evidente de la llanura y lo sencillo de las hierbas; los bosques son la explosión fértil de la moderación; una especie de selva ultra-mesurada.

El desierto en cambio es la clausura de la vida: es innegable que el desierto quiere matar a quienes se atreven a adentrarse en sus entrañas ecológicas, no hay duda. Por eso Dios lanzó a nuestros padres al desierto de las lágrimas: porque los quería, llanamente, matar.

Disculpen el regionalismo. Los que no estén familiarizados con Hermosillo, Sonora, pueden dejar de leer ya. Los orígenes de Hermosillo son inseparables al destino de una sección de chichimecas desterrada cada vez más al norte desde las fronteras que separaban tácitamente mesoamérica de aridoamérica. La mezcla de estos chichimecas con obscuras poblaciones nativas de la región y los negros de la tierra bruna dieron origen a los indígenas que hoy conocemos y amamos.

Pero una cosa es el estilo de vida equilibrado y responsable de los indígenas y otra es la descerebrada civilización urbanizante que dio lugar a que se fundara una ciudad en mitad de un desierto infernal.

Ciertamente existía un río en Hermosillo y ese río parecía ser muy cool y duradero y sí es cierto que la mala administración y uso del agua nos ha llevado a nuestra precaria situación actual.

Pero aún cuando estuviéramos hasta acá de agua, todavía tendríamos el maldito calor. Y ese no es culpa de nadie. Aun cuando no existiera el calentamiento global y la inversión térmica, en Hermosillo seguiría haciendo mucho carbón calor y eso es algo que no entiendo. Por qué construyeron la ciudad aquí.

La ciudad más caliente (y más húmeda) del mundo es Bangkok, capital de Tailandia. Dallol, en Etiopía tienen un promedio anual de 35ºC y Multan, en Pakistán tiene la fama de “los veranos más infernales del mundo”. El récord mundial de temperatura (alta) está en Al'Aziziyah, Libia, que sufrió 57.7º C en 1922.

El clima parece mucho más severo y malvado que el de Hermosillo, Sonora, ¿cierto? Muy cierto, PERO hay que tomar en cuenta que todas las ciudades que he mencionado —con excepción de Bangkok, que tampoco está en un desierto— son pequeños pueblecillos humildes sin muchos automóviles ni personas. Hermosillo tiene casi ochocientos mil habitantes y muchísimos, demasiados automóviles.

Desde 1879 esta ciudad mal planeada fue declarada capital. El error no fue sólo fundar una ciudad en un desierto, sino también hacerla capìtal no sólo de Sonora, sino por unos meses, ¡la maldita capital de México!

Renunciemos. Renunciemos a amar el desierto y a considerar que nuestras demandas de agua y comodidad van a funcionar. Oigo a gente quejarse todos los días del calor. Y yo pienso. “¿Hello..? ¡Desierto!” Y me siento atado a la tortura, pues toda la gente que estimo vive aquí y se está derritiendo como un hámster en el microondas.

El Cairo, Ur, Mesopotamia y Jerusalén fueron fundadas en desiertos. Pero en desiertos que tenían ríos enormes El Nilo (que abunda en cetáceos), el Éufrates, el Tigris y el Jordán, no venecillas como el río Sonora. Ahí sí debería haber pueblos desérticos. Sonora tiene muchos climas. Por qué el desierto, esa es mi pregunta. ¿Somos un pueblo de mártires? ¿Somos pecadores que quieren quemarse lenta, dolorosa y sudorosamente?
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Comentarios

  1. Bueno, para combatir ese calor existen las refrigeraciones. Podemos irnos a hacer pendejos a los supermercados refrigerados los que no tengamos una refri; ir a bañarnos a la alberca o mudarnos a otra ciudad como Cuernavaca, San Diego, Ensenada o Tijuana. ¿Qué fácil lo digo, no? Jejé, es que todo es fácil realmente, basta con hacerlo y no detenerte. Lo que nos reprime es la cultura -arma de doble filo que nos ha pervertido-.

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  2. ¡Qué bella ciudad!... me encanta verla desde aquí, donde las temperaturas no exceden de los 22 grados.
    ¡La amo!
    Saludos a ésa y a vos, Carlos!

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  3. Pues es cierto que es un infierno Hermosillo pero mira que alegre es su gente y eso yo digo que es directamente proporcional al sol que se recibe durante la vida.

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