Perdido en las Fiestas del Pitic 2005 (Parte 3 de 4)

Esta vez no quise perderme las Fiestas, así que me fui desde "temprano". A las ocho. Esta vez fui acompañado de una periodista de redondeados pechos cuyo nombre callo por prudencia pero que se llama Liliana Chávez y gracias a ella tuve acceso a lugares a los que antes no, porque "La prensa" es un gremio suprahumano que tiene más derechos que todos los demás.

Uno de los eventos recurrentes más importantes es el de "tratamiento artístico del acné" Una tropilla de artistas plásticos pintan las caras de los adolescentes con problemas de la piel. El resultado puede ser muy lindo o, si el acné es muy grave, puede resultar en algo demasiado llamativo, como traer la Capilla Sixtina en la cara o algo así.

Eché un vistazo al programa de mano con el horario de todos los eventos. Era hora de ir a las exposiciones de fotografía y cosas gráficas. Entramos a la galería del Instituto Sonorense de Cultura y lo que encontramos me recordó a un capítulo de Futurama, donde todo el conocimiento del mundo estaba en dos CDs en un museo enorme: Ecce Expositio... Aquí está la súper exposición que estaba en la galería...

¡Una puta tele! Una tele con un sujeto (tan emocionado por la tele que de seguro era el diseñador de la "exposición") que nos conminó a quedarnos. La exposición era un recorrido en imágenes por la historia de Hermosillo.

No sólo me importa un cacahuate la historia de Hermosillo, sino que no tenía ganas de hacer lo que venía de hacer en casa: VER LA TELE... así que decidimos largarnos al infierno.

Por instintos zombies ante las voluntades vodús de mi acompañante, caminamos hasta la NEFASTA Barra Hidalgo, donde alcanzamos a ver parte de un performance interesante: LA RECREACIÓN DEL ASESINATO DE LUIS DONALDO COLOSIO, pero con sopapos.

(Los sopapos, lectores de Suecia y de Djibuti, son golpes bruscos en la nuca, dados con la palma de la mano abierta y son señal de reprensión y castigo, aunque la mayoría de las veces son suaves y expresan una disposición lúdica).
Pero esa noche, sin duda, yo sólo fui a las Fiestas para ver a Astrid Hadad.

Astrid Hadad (Hádad, como dijo el gordo idiota que presenta todos los eventos) es una ejecutante: canta, baila, habla, se viste de cosas y cuanta chistes, recita poemas, y dice cosas que hacen que uno asienta con la cabeza.

Yo nunca pensé que en vida iba a ver a Diana de Éfeso, la de las cien boobs, caminando y cantando canciones mexicanas ante mí. Dios ya puede bajar, tomarme del cabello, estrellarme la mejilla contra una piedra caliente, cerrarme un brazo alrededor de la frente, levantarme la barbilla y pasarme un cuchillo oxidado por la garganta...


Su espectáculo sobre diosas fue un pretexto para ventilar todo el rollo feminista y liberal que todos hemos oído un millón de veces de todos los intelectuales feos y perdedores (moi-même), pero Hadad, por fin, lo hace sin que nos den ganas de bostezar. O matar. Aquí una foto de ella vestida como la Muerte, a la que acabo de hacer oblicua referencia:


Al final del evento le quise tomar una foto, pero me salió, tal vez, la foto más insubstancial que le hayan tomado en toda su vida. Me gustó por lo absurda. Chequen a la niña con el cuello ortopédico y el celular flotando. ¿Qué ondas con esta foto?


Según esto el evento más importante de la noche iba a ser el concierto de Armando Manzanero y Tania Libertad. Ambos cantaron muy muy feo. El plomo de Manzanero cantaba como le daba la gana y los pobres músicos tenían que adivinarle las intenciones. Tania Libertad cantó tan mal que, si no estuvieron ustedes ahí, sólo con esta conversación (real, no de messenger) entenderán:

CARLOS MAL: Qué feo cantó Manzanero.
LILIANA: ...
CARLOS MAL: Y la niña esa que se subió al escenario.
LILIANA: ¿Qué niña?
CARLOS MAL: Esa que se subió, que dijo Manzanero que tenía 18 años y a la que Manzanero le dio chance de cantar.
LILIANA: Esa era Tania Libertad.
CARLOS MAL dijo: Órale.
CARLOS MAL pensó: HOLY FUCKING SHIT JUMPING ON A POGO STICK!!!!

Lo bueno es que durante los gemidos incoherentes de Manzanero, un hombre muy bebido servía de repetidora instantánea de sus canciones: Manzanero cantaba "Entre tú yo no hay nada personal" y este urópido le seguía con su guitarrita de juguete, lentes oscuros y actitud de rockstar. Me gustó más, mucho más que manzanero. Incluso, al final de una canción, el súper clon de Manzanero, arrojó la guitarra al suelo con furia. Qué cool.

Finalmente, una foto de mi perrita dormida en una zapatilla mía. Se llama Adela. La perrita, no la zapatilla.


Comentarios

  1. Zapatilla?
    con tacon alto, dorado y todo el pedo?
    pa mi que tu eres muerdealmhoadas
    o sea joto, pa los lectores de timbuctu y la verga

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