PIRA PAGANA - LOS MITOS, RELOADED

Adoro la mitología griega como sé que muchos: como historias geniales, como una especie de colección de pokémon donde cada personaje tiene sus atributos especiales, poderes, debilidades y combinaciones.

Las conversaciones más ricas que he tenido sobre mitología griega han sido con mi colega Cecilia Catalán. De ella es la original y asombrosa tesis de que es posible enlazar toda la tragedia griega a la diosa Hera.

Y tal vez sea cierto. La profesora Catalán me lo explicaba así: en el arquetípico concurso de belleza contado por Hesíodo, el troyano Paris le da la victoria a Afrodita, ofendiendo así a Atena y a Hera. A partir de ese momento se inaugura la tragedia griega: Hera castiga a Troya con la guerra, causando la muerte directa o indirecta de Héctor, Aquiles, Príamo y Agamenón.

Además, fuera del tema troyano, Hera también causa la locura de Hércules, la fundación de Roma, los peligros de Ulises, la muerte de Orfeo. Hera hace posible todo el material que usarán los trágicos Esquilo, Eurípides y Sófocles. Este encadenamiento de todo a Hera es parecido a ese juego en el que se debe llegar a Kevin Bacon después de seis referentes de la cultura popular.

Pero mi pira pagana de hoy tratará no de lo clásico y lo famoso, sino de lo olvidado y extraño. Hay historias poco conocidas o detalles olvidados sobre los mitos grecorromanos. Recordémoslos aquí, queridos lectores grecófilos o petimetres de cultura general; por entretenimiento leamos todos juntos, pero ya.

Es poco sabido que Hércules se enfrentó en su adolescencia a un par de hermanos, Mopso y Moco. Mopso era un “loco” que decía que la estructura feudal de la Hélade debía sustituirse por un estado ateo en el cual las propiedades privadas desaparecieran. Hércules mató al par de proto-anarquistas de un solo golpe.

Prometeo, conocido por robar el fuego de los dioses para darlo a los hombres fue castigado no sólo por eso. Se había hecho mala fama ya por sus constantes robos de grasa. El titán tomaba la grasa de los sacrificios animales para darla a los mortales y los dioses sólo encontraban huesos y pelambre.

Uno de los actos más crueles del mito griego es de Ulises (uno de los personajes griegos más abyectos, por cierto): abandonó a Filoctetes en una isla porque su pie derecho olía muy mal, después de haber sido éste mordido por una iguana. Su epíteto: Filoctetes, el hediondo.

Orfeo, el inventor mítico de la lira y el ocultismo, era un “boylover”: después de perder a su esposa en el Hades, se refugió en la pederastia. Las mujeres de Creta, al ser constantemente rechazadas por él, sirvieron de huéspedes a las ménades, un grupo de demonesas, cuyo hobby era poseer mujeres para descuartizar gente.


Aquí va uno extraño: Según una variación del mito griego en Asia, Zeus se enamoró de un pastor (no era el primer hombre que cautivaba al ambiguo olímpico) y se transformó en mujer. Como en los filmes cómicos estadounidenses, Zeus no pudo volver a su estado natural y fue despedazado por un jabalí que no reconoció la naturaleza divina de su presa.

El Oráculo de Delfos era famoso por decir tonterías. A Ulises le dijo alguna vez: “la máquina oceánica está en el nueve”. Aún más enigmático es el mensaje enojado que le dio a Jasón: “θαήφρνός μάτέρ”. La traducción más pudorosa que puedo dar de esto es “Deshonra el cuerpo de tu madre”, pero los mexicanos tenemos un equivalente más fiel y más chistoso.

Dédalo, el mítico inventor, construyó el Laberinto de Creta en el cual fue arrojado para probar su letalidad; de ahí él y su hijo escaparon volando con alas hechas de cera y plumas. Todos sabemos que su hijo (Ícaro) se acercó demasiado al sol y sus alas se desvanecieron y cayó al mar. Lo que nunca se menciona es que Dédalo, agotado de aletear, cayó también al agua y fue devorado por un tiburón.

Otros inventos de Dédalo: una máquina de escribir, el traje de vaca de la reina Pasífae, un par de robots de oro, un casco de carne y un extraño dispositivo que sólo puede ser definido como un dildo.

Estas irregularidades en los mitos son justamente olvidados porque no tienen resonancia y porque son estúpidos. Los mitos que sí recordamos aún ilustran fenómenos, sentimientos e ideas, y son tan vigentes que aún podemos imaginar a sus protagonistas metiéndose con nuestros destinos y reviviendo en nosotros y en nuestras torturadas almas. Que tenga un bonito domingo.

Comentarios

  1. Carlos,

    Hace mucho que no me reía tan a mis anchas. Un saludo y al rato nos topamos en el pasillo.

    Alx

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  2. Gracias por la simpatía, Alejandro, nos vemos donde dices.

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  3. Los griegos sí que podían decir que fueron hechos a semejanza de los dioses.

    Cínicos :P

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